Mi identidad?
Quien soy?
Descubriendo Nuestra Identidad en Jesús: Una Reflexión sobre la Esencia del Hombre y la Mujer
En nuestro viaje por la vida, a menudo buscamos comprender quiénes somos y cuál es nuestro propósito. La Biblia, en su rica profundidad y diversidad, ofrece respuestas claras y consoladoras sobre nuestra identidad, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con Jesús. Explorar cómo hombres y mujeres son vistos a través de los ojos de Cristo puede ser profundamente liberador y transformador.
Desde el principio, el libro de Génesis nos revela una verdad fundamental sobre nuestra identidad: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:27, RV). Esta declaración no solo establece nuestra procedencia divina, sino que también subraya que tanto hombres como mujeres reflejamos la imagen de Dios. Aquí no hay distinción en dignidad o valor; ambos sexos comparten esta hermosa realidad por igual. Tambien en Jesucristo, encontramos la restauración y la plenitud de nuestra identidad que fue distorsionada por el pecado. Pablo lo expresa maravillosamente: "ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28, RV). En Cristo, las distinciones que a menudo utilizamos para valorar o devaluar a los demás son superadas. Esta unidad no borra nuestras diferencias individuales, pero sí coloca nuestra identidad común en Jesús por encima de todo.
Efesios 5:22-25 nos ofrece una perspectiva sobre el matrimonio que refleja la relación entre Cristo y la iglesia. Aunque estos versículos han sido objeto de numerosos debates, su esencia radica en el amor sacrificial y el respeto mutuo. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios 5:25, RV). Este pasaje desafía a cada persona a amar y respetar profundamente dentro de las relaciones, siguiendo el ejemplo de Jesús. La identidad en Jesús también nos conduce a un propósito más allá de nosotros mismos. En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Jesús enseña sobre la responsabilidad y la gestión de los dones que Dios nos ha dado. No importa nuestro género, cada uno de nosotros está llamado a contribuir al reino de Dios con nuestros dones únicos y nuestras capacidades.
Finalmente, en 2 Corintios 5:17, Pablo encapsula la transformación de nuestra identidad en Cristo: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas" (RV). En Jesús, no solo somos redimidos, sino también renovados. Nuestra identidad no está definida por nuestros errores pasados o nuestras luchas, sino por nuestra nueva vida en él.
Como hombres y mujeres en Jesús, somos invitados a vivir conscientes de que somos imagen de Dios, unidos en Cristo, y llamados a vivir con propósito. Este entendimiento no solo fortalece nuestra autoestima sino que también enriquece nuestras relaciones con los demás. Al comprender y abrazar nuestra identidad en Cristo, podemos avanzar con confianza y gracia en cada aspecto de nuestras vidas.